Trabajamos en la fundación hogares Claret y en la Corporación SURGIR, ambas en la ciudad de Medellín, para aportar a la comprensión y la prevención de estos fenómenos en clave de dignidad y derechos humanos. Apoyamos la atención a los y las habitantes de calle.
Queremos abordar el problema de las adicciones desde múltiples ángulos: desde evitar que las personas caigan en comportamientos adictivos, hasta ayudar a aquellos que ya están luchando a recuperar su salud y bienestar. Estas medidas no solo benefician a los individuos, sino también a las familias, las comunidades y la sociedad en su conjunto.
También, ayudar a que las personas que ya están atrapadas en patrones adictivos, puedan proteger y mejorar la salud física, mental y emocional. Las adicciones afectan la calidad de vida de las personas y de sus seres queridos. La prevención y la reeducación pueden ayudar a restaurar una vida más equilibrada y significativa, permitiendo a las personas centrarse en actividades saludables y relaciones constructivas.
Se busca entonces, disminuir el impacto negativo en la sociedad en general; como puede ser la criminalidad, la desintegración familiar, la pobreza y la disminución de la productividad laboral.
La reeducación proporciona a las personas las herramientas necesarias para enfrentar sus adicciones y desarrollar habilidades para la recuperación. Les ayuda a comprender las causas subyacentes de su adicción, a aprender estrategias de afrontamiento y a establecer objetivos para un cambio positivo. Sin duda, la prevención es clave para evitar que las personas desarrollen adicciones en primer lugar. Al educar a las personas sobre los riesgos y los efectos de las sustancias adictivas, así como proporcionar habilidades de resistencia y toma de decisiones, se puede reducir la probabilidad de caer en comportamientos adictivos.
Por su parte, al brindar apoyo a las familias afectadas y al educar a la comunidad en general, se puede crear un entorno más solidario y comprensivo para aquellos que luchan contra adicciones. Se busca reducir el estigma, mediante la comprensión social del las complejidades de las adicciones y cambiar las percepciones y actitudes negativas hacia las personas que las enfrentan. Al reducir el estigma, se proporciona un ambiente más propicio para la recuperación.